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Mon, 14 Apr 2025 10:52:53 +0000

Días de bendición
Nuestra Madre General acaba de regresar de pasar la Visita Canónica en la Provincia Religiosa de Santa Rosa de Lima, a la que pertenecen las casas de los países de Chile, Brasil, Paraguay y Argentina. Y, cuando aún tiene tan reciente todo este largo trayecto, queremos regalarle este sencillo artículo, con el que pueda recordar tantos momentos, tantas experiencias vividas, tantas personas....
Ha sido muy hermoso compartir con todas las comunidades -¡con cada hermana!- unos poquitos días. Aunque el recorrido ha sido bastante rápido, ha sabido llegar muy bien a cada corazón, e "inyectar" como muy simpáticamente decía, ese entusiasmo, esa alegría, ese Amor de Dios... ¡¡¡y tantas cosas más!!!, que renueven nuestras vidas. Ha habido tiempo de compartir vivencias, testimonios, experiencias, preocupaciones, ilusiones... Y ha sembrado a su paso amor, mucho amor. Ha renovado el corazón de cada hermanita, de cada anciano y anciana al que se acercaba, de cada trabajador... Todos se alegraban y se sentían dichosos de compartir su presencia, tan cercana y entrañable.
Y ha ido encendiendo también pequeñas llamitas de luz. Con la luz de su sonrisa ha iluminado todos los rostros, y con su simpatía, acogida y amabilidad, ha conquistado cada corazón.
Damos infinitas gracias a Dios por tanta gracia derramada a su paso. Le pedimos que esas llamas que ha encendido, sigan ardiendo e iluminando; y que su testimonio nos ayude y nos enseñe a amar cada día más a Jesús. Amarle en cada persona, en casa rostro concreto que vamos encontrando.
Queremos, desde nuestra pobreza y pequeñez, intentar agradecer y recompensar tanto como nos ha regalado. Aquí os dejamos un pequeño recuerdo. ¡Bendiciones!

Ha sido muy hermoso compartir con todas las comunidades -¡con cada hermana!- unos poquitos días. Aunque el recorrido ha sido bastante rápido, ha sabido llegar muy bien a cada corazón, e "inyectar" como muy simpáticamente decía, ese entusiasmo, esa alegría, ese Amor de Dios... ¡¡¡y tantas cosas más!!!, que renueven nuestras vidas. Ha habido tiempo de compartir vivencias, testimonios, experiencias, preocupaciones, ilusiones... Y ha sembrado a su paso amor, mucho amor. Ha renovado el corazón de cada hermanita, de cada anciano y anciana al que se acercaba, de cada trabajador... Todos se alegraban y se sentían dichosos de compartir su presencia, tan cercana y entrañable.
Y ha ido encendiendo también pequeñas llamitas de luz. Con la luz de su sonrisa ha iluminado todos los rostros, y con su simpatía, acogida y amabilidad, ha conquistado cada corazón.
Damos infinitas gracias a Dios por tanta gracia derramada a su paso. Le pedimos que esas llamas que ha encendido, sigan ardiendo e iluminando; y que su testimonio nos ayude y nos enseñe a amar cada día más a Jesús. Amarle en cada persona, en casa rostro concreto que vamos encontrando.
Queremos, desde nuestra pobreza y pequeñez, intentar agradecer y recompensar tanto como nos ha regalado. Aquí os dejamos un pequeño recuerdo. ¡Bendiciones!

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