Haciendo historia >> Honda satisfacción en nuestra misión
En estas queridas tierras africanas vemos, con inmenso gozo, cómo algunos de nuestros ancianos se van abriendo al conocimiento de Jesús llevándole a la fe en él.
Una vez más en el Hogar Nª Sª de los Desamparados de Maputo (Mozambique), hemos tenido la alegría de ver renacer mediante el sacramento del bautismo a 5 de
nuestros ancianos.

“A cuantos le recibieron les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre (Jn 1,12).
Ante estas vivencias viene a nuestra mente el comentario que Benedicto XVI hace en su libro “La infancia de Jesús”. Al respecto copiamos un ilustrativo párrafo de la página 20 del citado libro que nos puede ayudar a valorar y agradecer el inmenso don de la fe: “De por sí, todos estos creyentes han nacido ante todo «de la sangre y el amor humano». Pero la fe les da un nuevo nacimiento: entran en el origen de Jesucristo, que ahora se convierte en su propio origen. Por Cristo, mediante la fe en él, ahora han sido generados por Dios. Así ha resumido Juan el significado más profundo de las genealogías, y nos ha enseñado a entenderlas también como una explicación de nuestro propio origen, de nuestra verdadera «genealogía». De la misma manera que, al final, las genealogías se interrumpen, puesto que Jesús no fue generado por José, sino que nació de modo totalmente real de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, así esto vale también ahora para nosotros: nuestra verdadera «genealogía» es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer «de Dios” (hasta aquí el texto de Benedicto XVI).
¿Hay algo más grande a que pueda aspirar el ser humano?
¡Enhorabuena, Elena, Virginia, Lucas, Neves y Alberto por el gran don de la fe que les hace hijos de Dios!
Una vez más en el Hogar Nª Sª de los Desamparados de Maputo (Mozambique), hemos tenido la alegría de ver renacer mediante el sacramento del bautismo a 5 de
nuestros ancianos.

“A cuantos le recibieron les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre (Jn 1,12).
Ante estas vivencias viene a nuestra mente el comentario que Benedicto XVI hace en su libro “La infancia de Jesús”. Al respecto copiamos un ilustrativo párrafo de la página 20 del citado libro que nos puede ayudar a valorar y agradecer el inmenso don de la fe: “De por sí, todos estos creyentes han nacido ante todo «de la sangre y el amor humano». Pero la fe les da un nuevo nacimiento: entran en el origen de Jesucristo, que ahora se convierte en su propio origen. Por Cristo, mediante la fe en él, ahora han sido generados por Dios. Así ha resumido Juan el significado más profundo de las genealogías, y nos ha enseñado a entenderlas también como una explicación de nuestro propio origen, de nuestra verdadera «genealogía». De la misma manera que, al final, las genealogías se interrumpen, puesto que Jesús no fue generado por José, sino que nació de modo totalmente real de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, así esto vale también ahora para nosotros: nuestra verdadera «genealogía» es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer «de Dios” (hasta aquí el texto de Benedicto XVI).
¿Hay algo más grande a que pueda aspirar el ser humano?
¡Enhorabuena, Elena, Virginia, Lucas, Neves y Alberto por el gran don de la fe que les hace hijos de Dios!