¿Cuál es la clave para acercarse a los jóvenes? ¿Qué actividades, dinámicas, proyectos pueden atraer más? ¿Cómo ayudarles a unir fe y vida? Jóvenes, fe, vocaciones, discernimiento, acompañamiento…

Estas y otras preguntas pasan muchas veces por nuestras cabezas y es porque hay una realidad que nos preocupa, la falta de vocaciones. Falta vocación, para lo profesional, para formar familias cristianas, para la vida consagrada y sacerdotal, pero esto no quiere decir que Dios se ha cansado de llamar obreros a su mies.

Por mucho que se habla y se estudia no se llega a encontrar fórmulas ni soluciones, pero tras trabajar con jóvenes nos damos cuenta de que lo que necesitan, es sentirse amados y no juzgados, sentir que alguien confía en ellos a pesar de sus formas, que nos adaptemos a sus circunstancias y les podamos ofrecer propuestas de verdadera y auténtica felicidad, una felicidad que no pasa, que perdura en nuestro interior.

Los jóvenes son creativos y espontáneos, viven el tiempo de lo inmediato, lo rápido, no dan tiempo a la reflexión…es conveniente abrir espacios donde ellos puedan esponjarse haciendo el bien y así poder preparar ese campo interior para que el Señor pueda seguir sembrando la semilla de la vocación. Este es el objetivo principal de las convivencias y encuentros en nuestras casas, CREAR ESPACIOS DE FE.

En las convivencias se intenta que la joven tenga varias experiencias, sin prisa, al ritmo o situación que esté viviendo y siempre con tiempo para la reflexión y el diálogo. Son días de entusiasmo y alegría, comparten con otras jóvenes y ancianos que les llenan de buenos consejos y al final siempre se les anima AL COMPROMISO, aunque esta parte siempre es más difícil porque a lo largo del año se les complica el día con trabajos, estudios y otras actividades extraescolares por eso tenemos que tener paciencia y saber esperar.

Además, no solo debemos confiar en las dinámicas, actividades y programas, sino en la ORACIÓN; gracias a la oración que de todas nuestras casas se elevan el Señor hace posible que las Hermanitas puedan seguir anunciando el Evangelio a las jóvenes que van acercándose a nuestros hogares.

Que la Virgen María nos ayude y proteja y a ejemplo de ella podamos ser los testigos fieles que el mundo necesita.